Uno ve un anuncio de alguien vendiendo equipo musical y muchas cosas pueden estar detrás de eso.
¿Por qué lo venden? En el mejor de los casos, el güey se compró un mejor equipo y ahora no sabe qué hacer con el viejo ya medio obsoleto montón de cacharro en el garage y busca utilidades. O quizás le salió un muy buen trato de comprarse ese nuevo amplificador y pedal para su guitarra y por eso vende los viejos, para tener la lana para comprar el nuevo.
¿Y si no? A lo mejor ha decidido que la música no le dio las realidades de grandeza, dinero y fama que esperaba, que en realidad es hora de ponerse serio y vende su equipo para conseguir lana para entrar a la universidad.
O quizás su chava le puso la mortal y temida condición de que si quería estar con ella en serio, se deshiciera de esos delirios de rockstar de garage y que no iba a estar con él jamás si no dejaba esas niñerías de la música que no le deja ni un quinto.
Peor aún, embarazó a su morra y ahora se tiene que casar y necesita lana para el business. O más catastrófico aún: embarazó a su morra y necesita varo para el aborto.
¿Se endeudó cabrón con el juego, las drogas, las viejas, los cuates?
¿Sus papás le están pidiendo que empiece a pagar renta si planea seguir viviendo con ellos?
¿No pudo pagarle la deuda a su jefe en la chamba que le pidió desde hace 15 meses para comprarse precisamente ese nuevo equipo para su banda?
El pinche negocio de la música.